Restablecer la salud desde tu propia naturaleza

“Vivimos tan rápido, con el piloto automático puesto, que no nos damos cuenta de que los días pasan mientras vivimos la vida que otros han diseñado para nosotros”.

Esta frase, que aparece en la portada del libro “Los elementos”, de Ana García Santesteban y que tiene los ecos filosóficos de aquella otra que dio a conocer al mundo John Lennon de “La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”, va a marcar el signo de las propuestas curativas y de conocimiento de uno mismo y del ser humano en general que propone su autora, diplomada en Gemología, Técnica en Farmacia y Parafarmacia, con estudios y prácticas en medicina tradicional china y acupuntura.

Para Ana García, los doce signos chinos están regidos por los cinco elementos que según esta cultura constituyen la esencia que conforma el universo: Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua. . Estos elementos, que marcan la personalidad de los individuos, se entrecruzan o combinan con los distintos emblemas zoomorfos que rigen el calendario chino y sus correspondientes en el horóscopo occidental,  cuyas cualidades simbólicas y rasgos distintivos guardan un paralelismo con los distintos caracteres  y rasgos distintivos y psicosomáticos de los humanos. Según la autora, el análisis y la observación de la relación cruzada o múltiple de todos estos aspectos nos ayudará  a calificar y clasificar estas cualidades distintivas y a entender la salud y la enfermedad de las personas mucho mejor para que ellas mismas puedan adecuar sus formas de vida y de curación a las que su cuerpo y su mente necesitan.

Los cinco elementos básicos mencionados anteriormente se relacionan entre sí según pautas de generación (unos proceden de otros: del agua se obtiene la madera, el metal contiene el agua, etc.) o de dominancia (unos elementos dominan a otros: el metal es dominado por el fuego, el fuego es dominado –extinguido- por el agua, etc.).

La autora, Ana García Santesteban, en su consulta.

Pese a lo complejo de las interrelaciones que se crean con la combinación de tantas variantes  que, según la técnica especialista García Santesteban  determinan la naturaleza humana, la estructura del libro es, sin embargo, sencilla. Tras describir los cinco elementos y los rasgos psíquicos (emociones, carácter, etc.) y psicosomáticos (afecciones e incidencias en determinadas vísceras o partes del cuerpo) que cada uno de ellos marca a las personas según su año de nacimiento,  se pasa a analizar los doce signos animales del zodíaco chino, con sus correspondencias con los signos occidentales. Dentro de cada uno de ellos se especifican las cualidades y personalidad de cada uno de los signos, según el período mensual que les corresponda y luego se combinan con el análisis de las características básicas de su elemento natural, según el año de nacimiento.

Tras este amplísimo apartado, que abarca de la página 33 a la 354, viene otro donde se establecen incidencias y grados de compatibilidad entre unos signos mensuales y otros, con un cuadro sinóptico donde se puntúan de 1 a 10 todas las variantes combinatorias entre los doce signos. Finalmente, en el capítulo titulado “Terapias desde el elemento” se esbozan diferentes consejos sobre estrategias a seguir en el ámbito social o relacional para las personas encuadradas en cada uno de los cinco elementos.

Según nos comenta Ana García, este libro pretende ser un instrumento de conocimiento para ayudar a las personas que quieren mejorar su bienestar integral y su relación con los demás. En el texto de la contraportada nos anima a que “contemplemos la posibilidad de mejorarnos en la medida de nuestra voluntad. Nuestro signo de nacimiento no es más que un determinante entre tantos otros. Cada uno de ellos tiene características sumamente positivas y negativas, que nos ayudan a conocernos mejor y a los demás, por consiguiente, a comprendernos.”