Mario Sasot

Iglesia medieval de Laguardia
La provincia de Álava ofrece al viajero numerosas posibilidades de disfrute, todas dentro de un envidiable marco de tranquilidad, cercanía, apego al arte y a la naturaleza y con una potente gastronomía
La diferentes demarcaciones comarcales (cuadrillas, allí le llaman) constituyen todas ellas un innegable centro de interés turístico.
En primer término cabe resaltar la capital, Vitoria, con su impecable casco antiguo (la almendra medieval) con sus bares de pinchos y en el medio, la catedral, que con su programa “Abierto por obras” permitió ser visitada por el público, incluso, en los 20 años en que duró su restauración tras el grave derrumbe que sufrió en 1995. Esta sede recibió en 2002 el premio Europa Nostra. La ciudad, declarada Green City por la UE, posee un largo anillo verde que permite contemplar sus maravillas naturales y paisajísticas, incluidos aves y ciervos, en medio de variados humedales.
Otra de las maravillas naturales que se encuentran en la provincia, en la comarca de Ayala, es el salto del Nervión, el más alto de España, con 200 metros de caída. Cerca de él, en Artziniega, podemos visitar el Taller Museo del escultor local Santxotena, discípulo de Jorge de Oteiza, y el Museo Etnográfico. Otros de los recorridos imprescindibles es la ruta de los vinos de la Rioja Alavesa, con pueblos del encanto de Laguardia, Elciego, Labastida, Assa, Villabuena, El Campillar o Baños de Ebro. Una visita guiada o con el propio vehículo por sus sinuosas carreteras rodeadas de viñas permite conocer la arquitectura del vino, con bodegas diseñadas por Frank Ghery o Santiago Calatrava, pequeños zocos y bodegas familiares y degustar desde el modesto y exquisito txacolí hasta algunos de los más prestigiosos vinos del mundo.
Otro de los alicientes, tal vez menos conocido, que alberga esta provincia, son las saladas milenarias del Valle de Añana, que configuran un paisaje arqueológico y geológico singular. Muy cerca de allí se encuentra el Jardín Botánico de Santa Catalina, en Trespuentes y el castillo de Portilla y, para los más andadores, la Ruta Senderista del Agua.
Y por haber, en esta tierra interior del País Vasco, flanqueada de montañas como el monte Gorbea o el parque natural de Izki, repleto de rutas senderistas y pistas BTT, hay incluso playas, como la de Landa, en Gorbeialdea, con sus limpias aguas e instalaciones más que idóneas, reconocidas con bandera azul por la UE.
Mil y una sorpresas en una tierra cuajada de historia y paisaje, arte y naturaleza.