López Águila, Myrna. Renata. Memorias de una guerrillera. Nautilus ediciones. Zaragoza. 2022.
Mario Sasot

Portada del libro
Las diferentes luchas guerrilleras que se desparramaron por el continente americano en los años 60 y 70 para hacer frente a sanguinarias y despóticas dictaduras militares han tenido en ocasiones alguien que las escribiera. Recuerdo, en mi modesta experiencia de lector de este género, los dos libros que publicó el ex comandante guerrillero nicaragüense Omar Cabezas en los 80 y los 90, La montaña es algo más que una inmensa estepa verde y Canción de amor para los hombres y la novela El grito de la mariposa. Terror, resistencia e impunidad en Guatemala, del amigo y compañero entrañable Enrique Ortego, en este caso contando la historia en tercera persona.
Pero el libro que nos ocupa ahora tiene un valor especial por varias razones. En primer lugar, porque se cuentan unos hechos ocurridos hace casi cuatro décadas, distancia que permite a la autora/protagonista, por nombre literario Renata, analizar unos hechos dolorosos y trágicos con una perspectiva racional, crítica y autocrítica, pero sin perder la cercanía sentimental, empática y visceral de una mujer que dejó una vida relativamente acomodada de joven universitaria en la capital guatemalteca para echarse al monte y jugarse la vida en busca de una sociedad mejor.
Escrita con un lenguaje vivo, directo y sencillo, de elegante brillantez descriptiva, que llega raudo a las entrañas del lector, Myrna/Renata nos narra la naturalidad y cotidianidad con las que las fuerzas armadas de un gobierno totalitario y cruel como el salvadoreño de la segunda mitad de los 70 asesinaban impunemente, no sólo a disidentes, estudiantes y guerrilleros sino a familias y edificios enteros llenos de gente inocente donde podían hallarse escondidos aquellos.
También nos llegan al alma sus dudas y miedos antes de lanzarse generosamente a una aventura revolucionaria que la llevaría a un desgaste físico y emocional brutal, viviendo años enteros en la montaña y en pueblecitos donde compartió las punzadas del hambre y demás penurias de sus habitantes, así como sus experiencias colectivistas y solidarias.. No excluye de su reato valiente y comprometido con la verdad, amén de agudos análisis críticos de la situación sociopolítica centroamericana de entonces, la denuncia de las “contradicciones” (en román paladino:las canalladas y abusos machistas) de sus compañeros y dirigentes revolucionarios varones.
Hasta el punto de que en esta edición del sello zaragozano Nautilus, facturada amorosamente por su responsable, Samuel Trigueros y revisada por Merche Llop, aparece al final un documento firmado por la Asociación de Mujeres Veteranas de la Guerra Civil de El Salvador, en el que felicitan y agradecen a Myrna López “su valentía y capacidad al compartir en esta obra (…) momentos tan personales e íntimos de sus vivencias como participante en la guerra que sufrió nuestro país en los años 80…”.
Estas compañeras de Myrna denuncian asimismo los intentos generalizados de la memoria histórica oficial de las guerrillas revolucionarias “de invisibilizar, minimizar o tergiversar la participación de las mujeres en la guerra y, en general, en la política. O lo que es más grave, ocultar abusos de poder que son claros crímenes”.
Eso y mucho más es lo que saca a la luz, de entre capas y años de ocultación y olvido, esta novela escrita desde el corazón, la reflexión y la lucidez, que nos lleva por los entresijos de las oscuras relaciones de poder en todos los ámbitos, desde el de las dictaduras militares hasta en las mismas estructuras internas de las organizaciones revolucionarias.
Renata no abandona en ningún momento al lector, que permanece suspendido por la magia de las palabras, los paisajes, las historias y la tensión dramática de la acción desde la primera línea hasta la última.