El dinámico crecimiento de esta bella localidad de la Costa Brava y los múltiples atractivos “extra-marítimos” como sus restos medievales y grecorromanos, su cercanía a Girona y Figueres o su “estrellada” gastronomía hacen de esta zona un interesante lugar de visita para todas las estaciones.
En cuanto a su tradicional oferta de sol y playa, aunque tal vez habría que añadir el más amplio término de “mar y montaña”, adentrarse en este territorio ampurdanés significa descubrir un paraje natural único salpicado de montañas, senderos, caminos y rincones marcados por la historia que convierten a este destino en un lugar fascinante, en el que la belleza y la magia del entorno conmueven a cualquier visitante. Playa El Bonifaci, Cala Calís, Montjoi, La Pelosa o Rustella, escenarios de película para escapar y embriagarse de los `perfumes del Mediterráneo´ donde descubrir encuentros con el mundo submarino.
Por las tardes, después de una mañana dedicada a la naturaleza, se pueden realizar visitas por la Ciudadela, que mantiene los restos de civilizaciones griegas, romanas y medievales, o el Castillo de la Trinidad, una fortificación construida durante el reinado de Carlos I, que ofrece una terraza privilegiada desde la que divisa toda la bahía.
Los paseos por itinerarios megalíticos o por parques naturales pueden combinarse con visitas a diferentes cavas y bodegas, pues los alrededores de Roses albergan una de las rutas del vino más jóvenes, la Ruta del Vino DO Empordà, que se pueden degustar acompañados de deliciosos bocados gastronómicos.
Y si de alta gastronomía hablamos, la villa de Roses es uno de los núcleos nacionales que alberga un conjunto de destinos gastronómicos que han logrado algún tipo de distintivo otorgado por Michelin. En 46 km2 y al abrigo de la Costa Brava, este pueblo de pescadores del Alto Ampurdán acoge uno de pocos y privilegiados restaurantes con estrella Michelin, Els Brancs.
A caballo entre la tradición y la vanguardia, la gastronomía hunde sus raíces en el pescado gracias a la importante flota pesquera que posee. Con una arraigada tradición marinera, la villa de Roses inaugura su ya legendario periodo de Suquet de Peix que está activo todo el año. Se trata de una de las señas de identidad culinaria de la zona que se marida con los mejores vinos DO Empordà. Este año la villa cuenta con la adhesión de un total de 23 restaurantes que ofrecen a sus clientes la posibilidad de degustar el plato por excelencia de la cocina rosense.
Como novedad, el pasado mes de abril tuvo lugar la primera edición de la Ruta de las Tapas y el Vino de la DO Empordà, con recorridos ad hoc para descubrir el municipio a través de la gastronomía.
El municipio de Rosas trata también de ponerse en el mapa a través de eventos de carácter internacional. Así, los próximos días 22 y 23 de julio pasará por Roses una de las etapas del Tour de Francia a Vela y unos meses antes, el 27, 28 y 29 de mayo se celebra en a ciudad la Feria de la Rosa, que atrae a la ciudad a miles de visitantes de ambos lados del Pirineo.
En definitiva, una visita más que recomendable para zaragozanos y aragoneses en general que, por autopista en automóvil o a través del AVE Zaragoza- Figueres, tienen a esta ciudad al alcance de la mano en pocas horas.
Roses. Castillo de la Ciudadela al atardecer