Francisco Peirona Cancer fue un gran músico, rondallista i estudioso de la jota (y mejor persona) que me dio clases particulares de bandurria durante algunos años en plena preadolescencia.
Paeando ayer por “su” andador, situado en una travesía de la calle Juan Pablo II, junto al edificio que alberga la sede de la Dirección Provincial de Educación, me acordaba de sus clases, de su paciencia y de aquellas exquisitas partituras en cifrado que me traía escritas de su puño y letra, muchas de ellas a plumilla con tinta negra y en letra redondilla.
Conservo 56 de esas partituras (no sé si me llegó a escribir más) y entre ellas destaca un pasodoble compuesto por él, titulado “España de blanco y lirio”, con su firma autógrafa.
Tal vez, en lugar de un andador, Zaragoza le podría haber dedicado una placita donde rondallas, bandas u orquestas sinfónicas pudieran tocar las composiciones que hizo o divulgó con gran éxito.
set.
30
2015